martes, 17 de octubre de 2017

Zona de penumbra  ( de "Tierra Leve")

I

la realidad – se te ocurre- quiere vengarse del cine comercial/ sobre todo
de las películas de hospitales: entonces llena todo tu día
de momentos muertos
de  largos planos sin sonido
                                     y mala iluminación
de todas maneras
la quietud engendra monstruos
y  te has convertido en un fisgón de lo estático/ de
eso que está deshaciéndose detrás de una cortina/ un
observador  minucioso de gente
que cierra los ojos y suspira
en el pasillo



II

uno podría decir que la muerte
entonces
es esa mancha
en la placa de mi padre
una isla minúscula
que surge
en el plástico negro

o decir  es  un árbol
 de extraña nervadura/parece
 un cáliz/algo que crece
en lo profundo del cuerpo
ajeno
a nuestro odio
indiferente a la lucha  
a la  rendición  


III

Acá nadie pierde el tiempo
en explicaciones
todos  eligen un idioma cauto
que no aliente falsas esperanzas
ser especialista es elegir una forma de silencio/un
vocabulario tan invisible como aquello
que se combate

el hombre que atiende a mi padre
por ejemplo
confía en el poder de lo gestual:
levantar una ceja
fruncir los labios
que entendamos
sin palabras
lo que no puede decirse


IV

La iluminación
como metáfora del conocimiento
puede rebatirse
muy fácilmente
con vernos deambular
bajo  la luz  de los tubos


V

tu memoria
como un animal aturdido
quiere  encontrar un lugar pequeño
mientras oscurece

huir de las voces
y esa blancura repetida/ de lo
irreal que se vuelve todo/la
 mano blanda del médico
          esa gota que
         cae del techo
 sobre la máquina de coca


VI

estás mirando la calle Córdoba/es de noche/
 tu mujer te abraza/ una ambulancia casi choca
contra un taxi/ un enfermero se ríe/una mujer
trata de hablar
por teléfono/pero
nadie  nadie
contesta del otro lado
la vida sigue su curso/ quién puede decir lo contrario/
pero/ por las dudas/ pasás
el dedo en el vidrio/  ligeramente frío
en busca de evidencias


VII

en el quinto piso:
los que se niegan a morir
en su casa

            aquí estamos ahora

el motor
del aire acondicionado
hace vibrar la ventana
y expulsa
muy
despacio
el aire que robamos
del cielo nocturno

VIII

esperás
una revelación
pero sólo
te acompaña
el miedo
a leves intervalos
como el jadeo de un asesino

IX

El héroe
-que ha sido amado y ungido en el sueño-
despierta bajo una rara luz
sigue
sentado
ahí
en esa habitación
cualquiera del hospital
tapado con una campera
su padre todavía  respirando en la penumbra

X

somos los
insectos de la sala de visitas/no
tenemos visión nocturna/nuestro
zumbido apenas se oye
no dormimos nunca
no pueden vencernos: comemos indiferencia


XI

un dedo frotando
el borde de
una copa de vidrio
                       o dos  notas
de piano
desafinadas
serían
la música incidental
 perfecta
cuando entro
a la habitación de mi padre


XII

los años de estudio  no han preparado
al joven doctor  para este momento/el
ambiente nocturno/ la  penumbra
del pasillo/ en domingo/
colaboran/ gracias a  Dios/
con la  perfección de la escena/ y evitan
cualquier desborde/ tan típicos en principiantes


XIII

como quien acepta el agua en la sed
y la dispersión en el sueño
él  se deja llevar hasta el bar frente al hospital
donde mastica un sándwich y fuma
mirando una banderita que cuelga de la pared
Acaso contagiado por esa pobreza
pide un deseo:
que la perplejidad  -una vez- sea de inocencia
y el horror de fantasmas de trapos
de circo en penumbra










                                                                                                                                   

domingo, 21 de septiembre de 2014

Poema VIII , de Tierra Leve

VIII


los amantes
sueñan con diluirse en el otro
pero el  fracaso es dulce
                                      y  la claridad los separa

miran la luna
y la luna es sólo piedra
no conoce el deleite del derrumbe
también muere en la luz

                                     a merced de la mañana

lunes, 8 de septiembre de 2014

el sediento

                                                              a Fabián O. Iriarte

te han amado por las razones equivocadas
pero al corazón qué le importa

bebe de las manos más oscuras

miércoles, 12 de febrero de 2014

Hospital II



la realidad - pensás- quiere vengarse del cine comercial/ sobre todo 
de las películas de hospitales: entonces llena todo tu día de momentos muertos/ de largos planos sin sonido y mala iluminación
de todas maneras
-porque la quietud engendra monstruos -
te has convertido en un mirón/ un fisgón de lo estático/ de
eso que está deshaciéndose detrás de una cortina/ un observador minucioso de gente
que cierra los ojos y suspira en la cafetería del segundo piso


Hospital

como quien acepta el agua en la sed
y la dispersión en el sueño
él  se deja llevar hasta el bar frente al hospital
donde mastica un sándwich y fuma
mirando una banderita que cuelga de la pared
Acaso contagiado por esa pobreza
pide un deseo:
que la perplejidad  -una vez- sea de inocencia
y el horror de fantasmas de trapos
de circo en penumbra

jueves, 27 de junio de 2013

Poesía VII, de "Tierra Leve"

VII


Yo también voy a olvidar. Esa es la ley
la sabiduría del cuerpo
que el alma no entiende
no
el alma no entiende
que no habrá más
que no queda nada
de lo que fue alguna vez
el alma   el corazón
lo que  sea el
ciego buscador  hambriento en mí
tendrá que aceptarlo
como los huesos y la sangre
aceptan su mañana de ceniza