Zona de penumbra ( de "Tierra Leve")
I
la realidad – se te ocurre- quiere vengarse del cine comercial/ sobre todo
de las películas de hospitales: entonces llena todo tu día
de momentos muertos
de largos planos sin sonido
y mala iluminación
de todas maneras
la quietud engendra monstruos
y te has convertido en un fisgón de lo estático/ de
eso que está deshaciéndose detrás de una cortina/ un
observador minucioso de gente
que cierra los ojos y suspira
en el pasillo
II
uno podría decir que la muerte
entonces
es esa mancha
en la placa de mi padre
una isla minúscula
que surge
en el plástico negro
o decir es un árbol
de extraña nervadura/parece
un cáliz/algo que crece
en lo profundo del cuerpo
ajeno
a nuestro odio
indiferente a la lucha
a la rendición
III
Acá nadie pierde el tiempo
en explicaciones
todos eligen un idioma cauto
que no aliente falsas esperanzas
ser especialista es elegir una forma de silencio/un
vocabulario tan invisible como aquello
que se combate
el hombre que atiende a mi padre
por ejemplo
confía en el poder de lo gestual:
levantar una ceja
fruncir los labios
que entendamos
sin palabras
lo que no puede decirse
IV
La iluminación
como metáfora del conocimiento
puede rebatirse
muy fácilmente
con vernos deambular
bajo la luz de los tubos
V
tu memoria
como un animal aturdido
quiere encontrar un lugar pequeño
mientras oscurece
huir de las voces
y esa blancura repetida/ de lo
irreal que se vuelve todo/la
mano blanda del médico
esa gota que
cae del techo
sobre la máquina de coca
VI
estás mirando la calle Córdoba/es de noche/
tu mujer te abraza/ una ambulancia casi choca
contra un taxi/ un enfermero se ríe/una mujer
trata de hablar
por teléfono/pero
nadie nadie
contesta del otro lado
la vida sigue su curso/ quién puede decir lo contrario/
pero/ por las dudas/ pasás
el dedo en el vidrio/ ligeramente frío
en busca de evidencias
VII
en el quinto piso:
los que se niegan a morir
en su casa
aquí estamos ahora
el motor
del aire acondicionado
hace vibrar la ventana
y expulsa
muy
despacio
el aire que robamos
del cielo nocturno
VIII
esperás
una revelación
pero sólo
te acompaña
el miedo
a leves intervalos
como el jadeo de un asesino
IX
El héroe
-que ha sido amado y ungido en el sueño-
despierta bajo una rara luz
sigue
sentado
ahí
en esa habitación
cualquiera del hospital
tapado con una campera
su padre todavía respirando en la penumbra
X
somos los
insectos de la sala de visitas/no
tenemos visión nocturna/nuestro
zumbido apenas se oye
no dormimos nunca
no pueden vencernos: comemos indiferencia
XI
un dedo frotando
el borde de
una copa de vidrio
o dos notas
de piano
desafinadas
serían
la música incidental
perfecta
cuando entro
a la habitación de mi padre
XII
los años de estudio no han preparado
al joven doctor para este momento/el
ambiente nocturno/ la penumbra
del pasillo/ en domingo/
colaboran/ gracias a Dios/
con la perfección de la escena/ y evitan
cualquier desborde/ tan típicos en principiantes
XIII
como quien acepta el agua en la sed
y la dispersión en el sueño
él se deja llevar hasta el bar frente al hospital
donde mastica un sándwich y fuma
mirando una banderita que cuelga de la pared
Acaso contagiado por esa pobreza
pide un deseo:
que la perplejidad -una vez- sea de inocencia
y el horror de fantasmas de trapos
de circo en penumbra
Un tentempié antes del infierno
Textos por Mauro De Angelis. Mar del Plata.
martes, 17 de octubre de 2017
lunes, 7 de marzo de 2016
domingo, 21 de septiembre de 2014
Poema VIII , de Tierra Leve
VIII
los amantes
sueñan con diluirse en el otro
pero el fracaso es dulce
y la claridad los separa
miran la luna
y la luna es sólo piedra
no conoce el deleite del derrumbe
también muere en la luz
a merced de la mañana
lunes, 8 de septiembre de 2014
el sediento
a Fabián O. Iriarte
te han amado por las razones equivocadas
pero al corazón qué le importa
bebe de las manos más oscuras
te han amado por las razones equivocadas
pero al corazón qué le importa
bebe de las manos más oscuras
miércoles, 12 de febrero de 2014
Hospital II
la realidad - pensás- quiere vengarse del cine comercial/ sobre todo
de las películas de hospitales: entonces llena todo tu día de momentos muertos/ de largos planos sin sonido y mala iluminación
de todas maneras
-porque la quietud engendra monstruos -
te has convertido en un mirón/ un fisgón de lo estático/ de
eso que está deshaciéndose detrás de una cortina/ un observador minucioso de gente
que cierra los ojos y suspira en la cafetería del segundo piso
Hospital
como quien acepta el agua en la sed
y la dispersión en el sueño
él se
deja llevar hasta el bar frente al hospital
donde mastica un sándwich y fuma
mirando una banderita que cuelga de la pared
Acaso contagiado por esa pobreza
pide un deseo:
que la perplejidad -una vez- sea de inocencia
y el horror de fantasmas de trapos
de circo en penumbra
jueves, 27 de junio de 2013
Poesía VII, de "Tierra Leve"
VII
Yo también voy a olvidar. Esa es la
ley
la sabiduría del cuerpo
que el alma no entiende
no
el alma no entiende
que no habrá más
que no queda nada
de lo que fue alguna vez
el alma el corazón
lo que sea el
ciego buscador hambriento en mí
tendrá que aceptarlo
como los huesos y la sangre
aceptan su mañana de ceniza
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